Perdidos en el Paraíso

1990

De Agustín Iglesias.

Un texto entre la ciencia-ficción y el auto sacramental barroco El gran teatro del mundo de Calderón. El espectáculo comienza donde termina la célebre película de Stanley Kubrick 2001: Una Odisea en el espacio.

Dos ordenadores llamados Segismundo y Calderón, navegadores de una nave interplanetaria que simula ser el propio edificio teatral, se entretienen observando los lamentos del superordenador HAL 9000 al ser desconectado por el astronauta superviviente. Los ordenadores perciben las señales de una expedición y montan el simulacro de un paraíso con los versos y la estructura argumental del auto sacramental. Los astronautas, una expedición internacional con un miembro de cada país: Francia, Estados Unidos, Rusia, Dinamarca y España, se ven envueltos en ese simulacro que les permite mostrar sus deseos y temores. 

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